Cuando en junio de 2018, Nerea Melgosa, concejala de Vitoria-Gasteiz, me planteó aplicar el novedoso proceso de alquileres conscientes para familias refugiadas, mi respuesta fue “no es posible”. Las diferencias culturales y lingüísticas me parecían barreras difíciles de superar. Pero las murallas están nuestras cabezas…
Empatizar con la preocupación de Nerea, me llevó a intentarlo “como conejillo de indias“, aunque me llegaban voces de mi entorno diciéndome que era muy arriesgado. Hoy le estoy muy agradecida a Nerea por su visionaria propuesta.
Comenzaron las reuniones. Las primeras con ACCEM y Estibaliz Pereda, entonces Directora de Convivencia y Diversidad. También en este proceso me he reencontrado con Miren Leiceaga, abogada colaborativa como yo, y con quien compartir visiones y capacitación está siendo clave. Ambas somos abogadas “raras”, (según el DRAE poco comunes en nuestra especie) y hablamos “el mismo idioma”.
Por todo eso, esta experiencia piloto se ha convertido en una oportunidad extraordinaria de aprendizaje y crecimiento personal que compartimos en el Congreso sobre contratos conscientes, organizado por la ADCE (Palacio de Villa Suso de Vitoria- Gasteiz, noviembre de 2018). Os animo a que lo veáis en este enlace: Experiencias Reales Contratos Conscientes Refugiados.
También podéis escuchar la entrevista en la cadena SER con la participación del padre de la familia refugiada con quien hicimos el primer contrato.
En estos momentos, preparamos en formato de cómic el contrato de alquiler para una familia procedente de Afganistán. Por este medio sencillo y gráfico se consigue salvar la dificultad tanto del idioma como del lenguaje técnico.
¿Por qué son necesarios los contratos conscientes al alquiler de vivienda de personas refugiadas?
Porque los migrantes en general y los refugiados en particular tienen más dificultades a la hora de conseguir un piso en alquiler, mientras, paradójicamente, hay más de 2000 pisos vacíos en Euskadi.
¿Por qué hay tantos pisos vacíos?
Desde la Fundación Arteale entendemos que el sistema legal no les da confianza y seguridad para cubrir sus necesidades.
¿Por qué no hay más propietarios que deciden colaborar?
Sincera y modestamente creo que por desconocimiento. En estos escasos meses la Fundación Arteale ha encontrado tres propietarios dispuestos a participar también en el proyecto piloto. Son personas con sensibilidad e inquietudes sociales. Uno de ellos, ha donado su apartamento a la Fundación.
Tenemos la firme creencia de que hay bastantes más personas que están dispuestas a sumarse a este tipo de iniciativas, cuando las conozcan. Incluso, desde el propio egoísmo, ya que con una población tan envejecida como la de Euskadi, van a ser las personas migrantes quienes más nos van a ayudar. Creo que es uno de los retos más difíciles que tiene nuestra sociedad y al mismo tiempo una oportunidad extraordinaria de generar convivencia, que tanta falta nos hace. Os recomiendo la lectura del libro “La Vida de 100 años”.
¿Para qué?
Para tomar la decisión de alquilar sintiendo confianza. Este nuevo proceso de hacer los contratos sirve para que las partes se conozcan, comprendan lo que es importante para ellas, cuáles son los valores que les mueven y cuáles son sus líneas rojas o sus necesidades más imperiosas. El proceso ayuda a que las partes tomen conciencia de si están alineadas o no para el acuerdo que quieren alcanzar. Sirve para generar confianza, tanto para tomar la decisión de alquilar como para descartarla.
Cuando conoces a las personas, incluso las murallas más rígidas de nuestra mente se flexibilizan, si se ha generado esa confianza. Me viene a la mente cómo en el piso que alquilé a la primera familia, si los hijos no me hubieran transmitido la confianza que me transmitieron (me remito a la anécdota contada en la radio) no hubiera seguido adelante con el alquiler. En muchas ocasiones, a las familias con hijos directamente las descartaba, desde el miedo a que los chavales destrozaran el piso recién rehabilitado.
¿Cómo lo estamos haciendo?
Con mucha ilusión, ganas y, de momento, sin recursos ajenos a ACCEM y ARTEALE, salvo el apoyo que nos ha dado la Fundación Caixa, gracias al cual han podido capacitarse 10 personas. Hemos acordado sendos convenios entre la ADCE y ACCEM; ADCE y Cruz Roja. Esperamos poder contar también con el apoyo del Ayuntamiento de Vitoria- Gasteiz y la colaboración de otras administraciones públicas. Si el tema os ha despertado curiosidad, os invito a que a que exploréis nuestras páginas web (derecho colaborativo y arteale). Estamos contando ya también con personas voluntarias. ¿Te animas a participar?
Por María José Anitua, presidenta de la fundación Arteale y de la Asociación de Derecho Colaborativo de Euskadi.
*La imagen es un dibujo de uno de los pequeños de la casa.