Soy tía de María José Anitua Trevijano y he confiado en ella como abogada para diversas cuestiones profesionales desde hace muchos años.
Querida María José, me preguntabas cómo ha sido mi experiencia con los refugiados. Al principio lo pensé mucho porque nunca había alquilado el piso. Habían vivido los sobrinos y yo mantenía la casa preparada por si ellos la necesitaban. Después de pensarlo, te dije que sí, porque hacía una obra de caridad. Y recibía un dinero, que también me venía bien para unos arreglos que querían hacer los vecinos. Pero al mismo tiempo me preocupaba poder recuperarla si la necesitaba. Necesitaba contar con esa seguridad, tal como quedó reflejado en el contrato que me hizo María José con Arteale.
La relación con los vecinos era muy importante para mí y por eso La Fundación Arteale se ocupó de hablar con la mayoría de los vecinos, que no pusieron ninguna pega con la entrada de una familia argelina en una comunidad pequeña y parte de los vecinos son familia.
En el contrato se dejó escrito que, si había problemas con la comunidad, la familia refugiada debería buscar otra ubicación. La familia tenía un niño de dos meses nacido en nuestro país y hemos tenido una relación muy cordial, pero al tener un niño pequeño si ha habido problemas con la vecina de abajo porque el niño pequeño lloraba y despertaba a su nieta. Y Arteale se ha ocupado de gestionar de forma positiva dicho conflicto, sin tener yo que hacer nada.
Luego vino la pandemia de la Covid-19 y la familia lo empezó a pasar mal porque perdieron el trabajo y se les rebajó mucho el precio de la renta, así como los otros gastos como calefacción, luz…etc., se los pasaba en cuanto me decían. Hemos estado contentos y creo que a ellos se les hizo un gran favor. La fundación Arteale también les prestaron dinero.
Una vez que la familia se marchó, un vecino me comentó que se alegraba de que se fueran, pero otros vecinos me dijeron que se habían portado muy bien con ellos.
María José muchas gracias por todo y un fuerte abrazo.
Tu tía