Vemos las viviendas vacías como una oportunidad para responder a los retos económicos, sociales y medioambientales.
NOTICIAS sobre Empty homes Collaborative
La misión de EHC está respaldada por Kilmann Diagnostics por ser una organización Quantum
MJA firma un Protocolo General de Intenciones de colaboración con el Gobierno Vasco para el desarrollo del proyecto Empty Homes Collaborative.
Alto impacto del proyecto Empty Homes Collaborative: People, Profit and Planet
La Agencia Vasca de Desarrollo Empresarial (SPRI) apuesta por Empty Homes Collaborative (EHC)
10 toneladas de Residuos Sólidos y 40 toneladas de CO2 evitadas por cada vivienda que reutilizamos (y dejamos de construir).
Testimonio de La primera Familia De Refugiados Ucranianos
Testimonios de los propietarios
Soy tía de María José Anitua Trevijano y he confiado en ella como abogada para diversas cuestiones profesionales desde hace muchos años.
Querida María José, me preguntabas como ha sido mi experiencia con los refugiados. Al principio lo pensé mucho porque nunca había alquilado el piso. Habían vivido los sobrinos y yo mantenía la casa preparada por si ellos la necesitaban. Después de pensarlo, te dije que sí, porque hacía una obra de caridad. Y recibía un dinero, que también me venía bien para unos arreglos que querían hacer los vecinos. Pero al mismo tiempo me preocupaba poder recuperarla si la necesitaba. Necesitaba contar con esa seguridad, tal como quedó reflejado en el contrato que me hizo María José con Arteale.
La relación con los vecinos era muy importante para mí y por eso La Fundación Arteale se ocupó de hablar con la mayoría de los vecinos, que no pusieron ninguna pega con la entrada de una familia argelina en una comunidad pequeña y parte de los vecinos son familia.
En el contrato se dejó escrito que, si había problemas con la comunidad, la familia refugiada debería buscar otra ubicación. La familia tenía un niño de dos meses nacido en nuestro país y hemos tenido una relación muy cordial, pero al tener un niño pequeño si ha habido problemas con la vecina de abajo porque el niño pequeño lloraba y despertaba a su nieta. Y Arteale se ha ocupado de gestionar de forma positiva dicho conflicto, sin tener yo que hacer nada.
Luego vino la pandemia de la Covid-19 y la familia lo empezó a pasar mal porque perdieron el trabajo y se les rebajó mucho el precio de la renta, así como los otros gastos como calefacción, luz…etc., se los pasaba en cuanto me decían. Hemos estado contentos y creo que a ellos se les hizo un gran favor. La fundación Arteale también les prestaron dinero.
Una vez que la familia se marchó, un vecino me comentó que se alegraba de que se fueran, pero otros vecinos me dijeron que se habían portado muy bien con ellos.
María José muchas gracias por todo y un fuerte abrazo.
Tu tía
Acostumbramos a acompañar procesos complicados. Procesos de final de vida, sea este final de horas, días, meses… o años.
En ese contexto conocimos a María José y, a su madre.
Y resultó que su camino aún no estaba acabado. Que, apartando lo que la medicina le había indicado para sus diagnósticos médicos en un afán por llenar de fármacos cualquier problema, afloraba una vida llena, despierta y capaz de disfrutar de eso, de la VIDA.
Y, como digo, ahí conocimos a María José.
Y nos habló de otros procesos complicados, de otras vidas que buscaban ser VIDA.
Y percibimos sinergias, las sentimos. Qué fácil se comunica cuando se comparte la mirada. Cuando se ve al otro desde su potencialidad, su individualidad, su SER… Cuando sus dificultades, sus problemas (déficit cognitivo, dificultad idiomática, fragilidad…) no son lo definitorio. Ni mucho menos lo definitivo.
Y nos embarcamos. Con todas nuestras precauciones; la distancia física entre nuestro hogar y nuestro piso, la escasez de tiempo que dedicar, nuestros padres mayores, nuestro hijo creciendo… Todo eso pasó a un segundo plano cuando los conocimos. Aquella reunión… Con traductora de palabras, pero con infinita comunicación. Miradas, gestos… No se trataba de una operación inmobiliaria. Y tampoco de un acto de caridad. Era otra cosa. Es otra cosa.
Con nuestros problemas de distancias, tiempos, hijo, padres… asistimos a nuevas reuniones donde la comunicación creció. Y hubo diferencias. Y líneas rojas. Y replanteamientos. Pero con el respeto que se tienen dos familias transcurrieron las semanas, los meses, los años…y seguíamos en el proyecto porque sabíamos que estaba siendo bueno para todos. Y Arteale seguía estando ahí orientándonos en todo momento, ayudando en nuestras carencias y apoyando el proceso, mirando qué era lo conveniente para cada familia y posibilitando que todo transcurriera sin contratiempos.
El proceso adquirió un ritmo y vida propios. Arteale mantuvo su presencia que fue más evidente casi al final, cuando de forma inesperada surgió una crisis importante. Supongo que no es fácil entender un proceso cuando llegas de nuevo a él. Y cuesta. Y costó cuando una persona irrumpió en él y puso en jaque el equilibrio logrado durante todos estos meses. Fueron momentos de preocupación, de impotencia…Y nuevamente la comunicación, la presencia, la paciencia, la rapidez de reflejos, la búsqueda de alternativas… todas estas virtudes que Arteale pone en todo esto hicieron que la crisis fuera de crecimiento. Para todos.
Poco sería decir que estamos agradecidos. Hemos crecido, hemos vivido, somos “otros”. En lo práctico; hemos conservado un piso sin perder dinero y sin grandes preocupaciones. Y cuando empezó todo esto era nuestro objetivo. Pero esto sería una reducción casi absurda. Ahora tenemos más amigos y menos prejuicios. Y eso sí que es un negocio redondo.
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